miércoles, 25 de abril de 2012

Kambalache, justicia divina

Kambalache con k, o YPF (Yerba Por Favor). También podría decir Argentina, que país generoso, aunque esta frase tantas veces repetida pueda desdeñarse diciendo que sin dudas es un país generoso para políticos demagogos, empresarios corruptos, policías cometeros, jueces concientemente ineptos, o cualquier otro ciudadano al que le fuera conferido de algún modo cierto grado de poder público y que lo utiliza en beneficio personal o para abusar del mismo. Desde luego eso necesariamente hace que el mismo país no sea tan generoso con los políticos que realmente pretenden utilizar esa herramienta por el bienestar general, o para los empresarios que realmente quisieran hacer inversiones productivas en un país de reglas claras y parejas, o para aquellos policías que solo tienen vocación de servicio, o los tantos jueces que realmente quieren administrar justicia sin mirar a quien beneficia o perjudica, o para cualquier ciudadano con cierto grado de poder público y que su mayor ambición es sencillamente hacer su trabajo con esmero y dignidad. En la primera etapa del gobierno K, el slogan que utilizaban era: Argentina, un país en serio. Ahora dicen: Argentina, un país con buena gente. Las dos frases son ciertas, en parte, y falsas por otra. Argentina, un país en serio se puede encontrar en varios lugares, está en cada ciudadano que día a día se dedica a hacer el bien; con su trabajo, su familia, amigos, sin perjudicar a otros. Argentina, un país con buena gente también se encuentra por todas partes y con los mismos actores mencionados en la oración anterior. Lamentablemente también Argentina es un país poco serio y está llena de gente no tan buena o definitivamente gente inescrupulosa, corrupta, atorrante, maquiavélica. La Argentina seria y de buena gente tiene muchos ejemplos, aunque en realidad la inmensa mayoría de estos ejemplos son anónimos. Podemos mencionar a Juan Carr o a Susana Trimarco como ejemplos conocidos, pero lo cierto es que ejemplos de argentinos serios y buenos podemos mencionar a miles de anónimos. De la Argentina poco seria y de gente no tan buena o francamente mala, lamentablemente también hay muchos ejemplos, y ejemplos conocidos de estos son muchos. Como decía el cambalache, “es lo mismo el que trabaja noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata que el que cura o está fuera de la ley” o como dice en otro pasaje, “el que no llora no mama y el que no roba es un gil”. En esta dicotomía que es la Argentina, conviven tanto el que se rompe el lomo laburando para tener una vida digna como aquel que se escuda en la comodidad de cobrar un plan social como único ingreso genuino. Convive el empresario o comerciante que lucha por mantener su nivel de actividad porque de él dependen sus empleados y familias, como aquel empresario amigo del poder que de la nada se convierte en un empresario sospechosamente exitoso. Convive el político con intensiones nobles que no logra levantar cabeza en la aceptación popular porque debe enfrentar al sistema y la falta de recursos, como aquel político demagogo y falso que logra figuración y aceptación a base de una billetera generosa aportada por el sistema. Por ahora van ganando los malos, y por goleada. Tal como lo dice el cambalache, conviven la Biblia y el calefón. Solo recordar rápidamente algunos ejemplos de injusticia, corrupción, sospechas; para comprender porque el mundo de los gobernantes, jueces y empresarios amigos, van por un carril distinto al nuestro, al de los simples mortales argentinos que debemos lucharla día a día para vivir con dignidad, pagando todos los impuestos, servicios y demás cargas existentes y por inventar. El asesinato impune de un simple mortal como José Luís Cabezas, la desaparición de Julio López, el caso Candela que nunca quedará aclarado, la muerte de 51 ciudadanos en la tragedia de Once, la falta de mérito en la causa del tráfico de armas a Ecuador, las muertes impunes de ciudadanos en casos como la Embajada, Amia, el boliche Kivis o Cromaron; las mujeres como Marita Verón víctimas de la trata sexual y la facilidad y convivencia de este delito en los feudos provinciales y municipales; el triple crimen de General Rodríguez, aportes a campañas no claros, la valija de un Antonnini Wilson que según Aníbal Fernández nunca estuvo en la Casa Rosada, un parricida que con la fundación Madres de Plaza de Mayo están sospechados en la causa de viviendas sociales; los constantes asesinatos vinculados con la mafia de las drogas, o de los supermercados chinos; los sobreseimientos en causas por enriquecimiento ilícito de funcionarios públicos por parte de jueces sospechados de genuflexos hacia el poder político, la muerte de Mariano Ferreira o la familia Pomar, compras de tierras fiscales por parte de funcionarios a precios ridículos, la muerte de Norita Dalmaso; solo alguno de los casos sospechados, irresueltos y/o impunes que uno puede recordar rápidamente y sin esfuerzo. Los corruptos, asesinos, traficantes, quedan liberados, exonerados, perdonados. No importa sin son políticos, jueces, barras bravas, traficantes, policías. No pagan impuestos, por acción u omisión son culpables de la muerte de muchos argentinos, y lo peor de todo, nunca o casi nunca un pez gordo es condenado por la justicia. Tal vez la única vez que un pez gordo fue condenado, aunque sea un ratito, fue cuando Menem cumplió una condena en aquel encierro de lujo en aquella quinta de Don Torcuato. Un chiste. YPF, TBA, AA, CBSé Extraña paradoja, en un momento era el mejor presidente, luego no lo podían ni nombrar, y a pesar de ello siempre pensaron igual, pero distinto. Coincidieron a principios de los 90 en privatizar YPF, hoy siguen pensando igual, coinciden ahora no en privatizarla sino en todo lo contrario. Yo no voy a negar que uno pueda cambiar de opinión con el paso del tiempo, aunque uno no puede dejar de sospechar que estos cambios de opinión son más fruto de conveniencias que de ideologías o pensamiento. Tampoco voy a discutir la conveniencia de si YPF debe ser nacional, extranjero, mixto. No voy a discutir sobre el negocio petrolero ni sobre la soberanía que se pone como argumento. Yo no sé si en los 90 había que privatizar YPF, Aerolíneas, ENTEL, Gas del Estado, Segba, Ferrocarriles Argentinos y demás sociedades estatales; lo que sí siempre estuve seguro que se estaba haciendo mal. De lo otro que también estaba seguro es que todas estas empresas en manos del Estado funcionaban mal, eran monopolios, daban un servicio lamentable, usaban sus nóminas de empleados para mantener favores políticos, y solo generaban déficit descomunales. Es claro que algo había que hacer. Y que sean empresarios los que gerencien empresas, valga la redundancia, era una decisión que parecía acertada. ¿Qué se puede esperar de una empresa gerenciada por un funcionario político? El tema en todo caso, es a que empresarios se les entregaba esa gestión y en que condiciones. Muchos de los que hoy vivan la expropiación de YPF son los mismos, incluido la Presidente, que ayer vivaban su privatización y tantas otras. Muchos de los que hoy critican a Repsol por la falta de inversión, justificando así la expropiación, son los mismos que minutos atrás hablaban maravillas de la misma empresa y que jamás en sus 9 años hicieron nada por controlar. Es más, en el colmo de lo absurdo, el Ministro que debía haber controlado a las empresas energéticas y que obviamente hizo mal su trabajo, es premiado con la titularidad de la intervención estatal sobre la empresa. Lo mismo sucedió con los Cirigliano, ayer eran grandes empresarios modelos a seguir, pero cuando la papas queman con 51 muertes gratuitas, nadie en el gobierno es responsable. El Estado querellante cuando claramente el Estado es penalmente responsable en aquella tragedia evitable, toda una falta de respeto hacia las 51 víctimas muertas por la negligencia empresarial y estatal. Repito, no voy a poner a consideración de cómo o quien debe tener el control de las empresas energéticas. Lo que discuto son las formas, los cambios de reglas, el cambio de discurso. Hace 9 años están gobernando ¿hace cuanto se dieron cuenta que en YPF se estaban haciendo mal las cosas? ¿Por qué no hicieron algo antes? Esto me recuerda el apuro del gobierno nacional por traspasarle a la Ciudad los subtes y colectivos; nuevamente pregunto ¿hace cuanto se dieron cuenta que lo que corresponde es traspasarle estos servicios a la Ciudad? ¿Por qué tanto apuro de golpe? Tuvieron 9 años para hacerlo, para traspasar los subtes, para controlar las empresas energéticas, para controlar las empresas de transporte. Basta de echarle las culpas de todos los males a Clarín, Repsol, TBA, Macri, el campo, Cobos, etc, etc. Háganse cargo alguna vez de sus propias responsabilidades. Si el Estado, bajo este gobierno hace ya casi una década, hubiera hecho su trabajo de contralor, de regulador, de participe necesario, el vaciamiento de YPF o Aerolíneas no hubiera sucedido, o la menos no en el grado en que se produjo, las tragedias de Once o Cromañon tampoco hubieran sucedido o al menos hubiera sido más improbable que sucedieran. Y no es todo esta desidia, abandono a los que estamos sometidos los ciudadanos solo responsabilidad de este gobierno, Menem también lo hizo. Pero que el gobierno no se haga el desentendido de los males que aquejan a los argentinos. El gobierno es responsable de no haber controlado a Repsol YPF, es responsable de no haber controlado a TBA. El gobierno es responsable por la crisis energética como es responsable de las muertes de Once. Revolución productiva. Inseguridad jurídica o como hacer de Argentina un país poco confiable para los inversores genuinos, y no solo para los inversores amigos del poder. Porque el tema YPF no preocupa tanto por lo que hicieron o dejaron de hacer los españoles de Repsol, y que el Estado kirchnerista dejó hacer o no hacer. En todo caso esas desviaciones tendría que haberlas controlado el Estado en su momento, haber tomado cartas en el asunto mucho tiempo antes, o resolver el o los temas ante la justicia. El tema es que si cuando Menem privatizó, con el voto de Cristina entre otros, se planteó las bases y condiciones contractuales para dichas privatizaciones; esas condiciones deberían ser respetadas hasta la finalización del contrato. Es cierto que un contrato puede ser rescindido, incluso unilateralmente como fue en este caso. Pero que se haga, sin agotar las instancias de diálogo, crea un mal precedente que sin dudas puede perjudicar futuras inversiones en el país. La falta de diálogo parece ser algo característico de este gobierno. En el caso de Aerolíneas Argentinas tampoco hubo mucho diálogo, simplemente se decidió comprar la empresa. Parece ser un gobierno cobarde que no se anima al debate; el pago al FMI, la compra de Aerolíneas, la expropiación de YPF entre algunos ejemplos. Y estas actitudes intempestivas provocan lo que provocaron las privatizaciones en época de Menem, que las cosas se hagan mal. Se han creado entes de regulación como el ENARGAS, se han nombrado funcionarios, secretarías y ministerios con funciones de contralor, incluso se creó una empresa estatal como ENARSA para la exploración de yacimientos. Se ve que todas estas acciones, todos estos funcionarios a los que se les paga generosos sueldos, estas empresas, secretarías, entes reguladores; no han cumplido adecuadamente sus funciones a lo largo de los últimos años. Hay crisis energética, seguramente; pero no es solo culpa de Repsol. El Estado bajo el gobierno kirchnerista ha hecho poco y nada. La sintonía fina parece significar: en 8 años no hicimos nada, ahora que está todo hecho pelota nos hacemos cargo de todo. Recompramos Aerolíneas Argentinas vaciada, nacionalizamos YPF, cerramos las importaciones, hacemos control policial del mercado cambiario. Castigamos a un “delincuente” que se lleva 20 mil dólares en su viaje a Uruguay mientras miramos para otro lado cuando un ciudadano decente compra tranquilamente 2 millones de dólares para comprarse un hotel en el sur. Hay pequeños y medianos emprendedores y comerciantes que ven una reducción dramática en sus negocios por la falta de insumos importados que les permitan seguir con su ritmo de actividad. La única solución visible para estos es rogarle, soportando casi seguramente la humillación de ser vilipendiados por la arrogancia de un funcionario que se sabe inferior a sus interlocutores pero que cuenta con el poder delegado para el destrato tilingo. Argentina, un país de buena gente. Pero Argentina, como el mundo, también tiene de la otra gente. Y cuando Argentina, como Nación, toma una resolución que pueda afectar en principio y en forma directa a un grupo empresario, una persona en particular, o a un sector; hay que pensar en las consecuencias que esa resolución conlleva. Por un lado estas las acciones más inmediatas. Repsol, por caso, es una importante empresa internacional de capitales mayormente españoles. Es lógico pensar que la empresa no se va a quedar de brazos cruzados mientras el gobierno expropia sus acciones, y es lógico pensar que el Estado español acompañará a la empresa y tomará acciones en contra de intereses argentinos. Jamás comprendí porque se vendió YPF a Repsol, pero se hizo, y con el acuerdo del parlamento. No se puede borrar con el codo lo que se escribe con la mano. Pero más allá de este caso en particular, los mensajes que envía Argentina hacia el mundo son inquietantes y preocupantes. Como fue dicho antes, no tanto para los inversores del corto o mediano plazo que buscan la renta fácil a partir de oscuros negociados. Preocupa y aleja a los empresarios honestos y/o verdaderos inversores en capitales de producción. Si queremos inversiones genuinas que creen trabajo digno, estable y perdurable en Argentina; tenemos que crear condiciones de seguridad para que se establezcan en estos lares. Y no es cambiando las reglas de juego con cada gobierno como se logra esto. Nacionalismo barato. He visto afiches que decían CFK e YPF son argentinas. Usando argumentos válidos que le escuché decir no recuerdo bien a que funcionario, cualquier empresa establecida en Argentina es una empresa argentina. Es decir, que expropien y nacionalicen YPF no la convierte a YPF en una empresa argentina, porque ya era una empresa argentina de antes. Petrobrás, Prócer & Gambel, PDVSA, Ford Motor Company, Banco Francés o tantas otras empresas radicadas aquí son tan argentinas como pueden ser Molinos Cañuelas, Fate Argentina, Arcor o Ciccone Calcográfica. El cantito de tribuna o el discurso nacionalista y demagogo podrán tal vez arrancar el aplauso obsecuente, pero no solucionaran los problemas cotidianos de miles de argentinos; y definitivamente no le pondrán una nacionalidad a los fondos aportados o generados. Aunque fuese el mismísimo Martín Fierro el dueño de YPF, en cuanto el gaucho huela que la cosa se pone turbia manda a mudar los mangos afuera. Justicia por favor. No es quien maneje las empresas lo que brinda soluciones o garantías, sino como se manejan, en que contexto, con que prebendas. Con que grado de impunidad o con que grado de control extremo según el favoritismo del gobierno de turno. Igualdad ante la ley es un término un tanto difuso en la Argentina desde hace mucho tiempo, tanto para empresarios como para individuos. Siempre existe la posibilidad de un decreto, resolución, disposición del que se beneficie casualmente algún empresario amigo; siempre existe la posibilidad de que un caso denunciado caiga de suerte en un juzgado conocido. La oposición no existe, por obra y causa del oficialismo y su billetera discrecional y por propia incompetencia de la misma oposición. El Vice-presidente tiene una sospecha fuerte de vínculos poco claros con el caso Ciccone, los socios, la quiebra levantada, la fabricación de billetes de curso legal; pero esto no parece importante para el gobierno. Siempre está el recurso de echarle la culpa a Clarín. Clarín miente y en el gobierno son todas carmelitas descalzas. Mientras tanto el Procurador General de la Nación renuncia, quieren poner a un amigo de Boudou en su lugar, el juez que lleva la causa es investigado por el Consejo de la Magistratura, y Amado sigue tocando la guitarrita con la Mancha de Robando. Tal vez sea cuestión de que se junten en el sauna de Spartacus o en algún departamento de Zaffaroni, el liberal marplatense con el juez del anillo para que este lo haga zafar con una falta de mérito o algún verso similar. Nadie va preso en Argentina, solo los perejiles. Si es cierto, la basura de Jorge Rafael Videla está preso por crímenes contra las personas, María Julia Alsogaray por corrupción, pero paremos de contar, mucho más que eso no hay. José Luís Cabezas, Julio López, Marita Verón, las muertes de Cromañon, Kheyvis, Once, Amia, Embajada, la familia Pomar, Schoklender, las explosiones de Río Tercero, la valija de Antonnini Wilson, Skanska, armas a Ecuador, Dalmaso, y sigue una larga lista de causas impunes o al menos con avances casi insignificantes. Menem cumplió una condena risueña y ahora es Senador, Schiavi después de la tragedia de Once fue internado unos días y nada más se menciona de él ni de la responsabilidad del Estado, Ibarra era Intendente cuando murieron 194 chicos en Cromañon y ahora da lecciones de moralina en su cargo de legislador. Y desde luego, entre otros, está Boudou; pobre tipo incomprendido, el solo quiere andar en su Harley Davidson (importada, ojo con Moreno), tocar la guitarra todo el día y que la gente se enamore de su voz.