Volvemos sobre temas nacionales, no para hacer un análisis completo ni maravilloso sobre los últimos acontecimientos. Simplemente para dejar algunas impresiones.
La Presidente repite que ella busca la unión de todos los Argentinos, que hay algunos Señores malos que buscan separar a los Argentinos, creando divisiones. Permitame Señora Presidente decirle que a mi humilde forma de ver, si alguien busca divisiones, enfrentar a Argentinos contra Argentinos; en todo caso son funcionarios o gente relacionada con el actual gobierno nacional. Usted mismo Señora Presidente, al meter en la misma bolsa a todos los manifestantes de los cacerolazos diciendo que eran seguidores de Videla y la última dictadura militar. No me parece correcto que alguien que ejerce el más alto cargo, se manifieste de esa manera. No importa si lo hace en un congreso partidario, cuando Usted habla Señora, debe hacerlo con la mesura que le corresponde por su investidura.
Señora Presidente, queremos cuidarla porque usted es nuestra Presidente. No importa si nos cae bien o mal, si le creemos o no, si la insultamos por su género o insultamos por su género a alguno de sus funcionarios. Usted es nuestra Presidente y debemos resguardarla por eso.
En el campo, en las ciudades, en la industria y en cualquier sector de la sociedad habrá gente que piense de distintas maneras, no pretenda que todos veamos su gobierno como un lecho de rosas, y por favor no vea golpistas donde no hay nada.
Los que no la votamos, sépalo Señora Presidente, respetamos la decisión popular de las últimas elecciones. Pero sepa Señora Presidente que respetar la decisión popular, no significa estar de acuerdo con cualquier medida adoptada por su gobierno.
No justifico con esto los piquetes del campo, no estoy de acuerdo con ningún piquete. No estoy de acuerdo con los piquetes contra Botnia, los de D'Elía contra Shell, los de Moyano ni ningún otro tipo de piquete. Parecería que el gobierno es más "flexible" con estos, y no tan tolerante con los del campo.
En los días que duró este piquete rural, al que se le acusó de lock-out de la abundancia, sonaba la voz (y el puño) de Luis D'Elía. Era lamentable ver el lugar que se le asignaba en las tribunas que compartía con la Señora Presidente. Este triste personaje, patotero de profesión, una cloaca cada vez que abre la boca, no puede compartir un escenario con la Presidente. Una bestia que pretende como nadie dividir a los Argentinos, acusándo a unos y otros de oligarcas, blanquitos, putos, judíos, militares, etc.
Este personaje pretende enfrentar a ricos contra pobres, blancos contra negros, judíos contra católicos y musulmanes, militares contra civiles, y demás divisiones. Les recuerdo, entre otras cosas, que este personaje fue el que puso en duda el atentado a la AMIA, dando a entender que los verdaderos responsables del mismo fueron los propios judíos. El mismo que tomó una comisaría o que bloqueó las operaciones de la empresa Shell.
Y hablando de riquezas y opulencia que tanto disgustan a este personaje, primero recordarle a este personaje que la Señora Presidente junto con su marido, son propietarios de mas de 30 propiedades y una muy apreciable fortuna personal. Y en lo que a él respecta, el personaje Luis D'Elía cobra un sueldo de $ 13.585 por mes, por no mencionar los fondos que maneja fuera de su sueldo. (fuente: http://enterateantes.com.ar/content/view/2584/27).
Un buen reclamo de la gente del campo es que se vuelva a un país federal, un país donde los Gobernadores sean Gobernadores de sus Provincias y no representantes del Gobierno Central; que los Intendentes sean los custodios de los intereses de los vecinos y no simples corderos del Gobierno Central; y que los senadores y diputados dejen de ser marionetas que levantan el brazo o dan quorum según le indica el Gobierno Central.
Puedo seguir un rato largo comentando sobre los últimos acontecimientos, pero creo que lo mejor es cerrar con un párrafo de "La Rebelión de Atlas", de la filósofa rusa-americana Ayn Rand:
"Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto sacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad , lamentablemente, está condenada." (Ayn Rand, La Rebelión de Atlas, 1957)
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